La colección Canciones y villanescas espirituales (Venecia, 1589) de Francisco Guerrero, el célebre compositor y maestro de capilla de la catedral de Sevilla, constituye una de las antologías más importantes de polifonía en lengua castellana del siglo XVI. En esta publicación, Guerrero recogió madrigales, canciones y villancicos (llamados villanescas), muchas veces a partir de obras compuestas en su juventud. Algunas de sus obras tuvieron mucha difusión y se copiaron en libros de música vocal y de cifra para vihuela. Animado por el poeta Cristóbal Mosquera de Figueroa y por otros artistas pertenecientes a la academia del pintor Francisco Pacheco, Guerrero decidió publicar esta colección “porque andando de mano en mano, se iba con el tiempo perdiendo en sus obras la fidelidad de su compostura, o no quedaba en ella más que el nombre del autor” (prólogo). Destacan en la antología las piezas de carácter profano-amoroso, reflejo de las ideas humanistas que animaban al autor y predominaban en la Sevilla de la época.

Unos años más tarde, en la Bruselas española, la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia conoció un esplendor cultural extraordinario. En ella destacó el zaragozano Pedro Ruimonte, maestro de cámara de los archiduques, En 1614, publicó en Amberes el Parnaso español de madrigales y villancicos dedicado a Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, e introdujo en los Países Bajos meridionales la música con textos en castellano. Para sus nueve madrigales a cuatro, cinco y seis voces, Ruimonte se inspiró claramente en los modelos italianos de mediados del siglo XVI. Los poemas tienen como tema principal el lamento amoroso, como en el madrigal italiano, aunque sus formas son diversas y no siempre imitan las de la producción transalpina.

Tanto las Canciones y villanescas espirituales de Guerrero como el Parnaso español de Ruimonte representan dos hitos en la historia de la música hispana. Las obras de carácter amoroso seleccionadas son únicas en su género y acentúan la expresión de los textos.

La Grande Chapelle es un conjunto vocal e instrumental de música antigua con vocación europea, cuyo principal objetivo es realizar una nueva lectura de las grandes obras vocales españolas de los siglos XVI a XVIII, con especial predilección por la producción policoral del Barroco. Al mismo tiempo, tiene el propósito de contribuir a la acuciante labor de recuperación del repertorio musical hispano.

La Grande Chapelle ha actuado en los principales ciclos de España y en los festivales de Cervantino de Guanajuato, Radio France, Saint-Michel en Thiérache, Saintes, Lyon, Herne, Cremona, Estocolmo, La Valeta (Malta), Resonanzen de Viena, entre otros.

Desde su fundación en 2005 y estimulado por la voluntad difundir el patrimonio musical hispano, creó su propio sello, Lauda, con el que edita cuidadas grabaciones de alto interés musical y musicológico, desde una posición independiente. 

Por su calidad y su solvencia artística, los discos de La Grande Chapelle / Lauda han obtenido galardones y premios nacionales e internacionales de reconocido prestigio en el mundo de la música antigua, tales como dos “Orphées d’Or” (Academia del Disco Lírico de París, en 2007 y 2009), “Sello del año” de los “Prelude Classical Music Awards 2007”, “5 de Diapason” o “Excepcional” de Scherzo, entre otros.

Decidme, fuente clara, a 5          Francisco Guerrero  (1528-1599)
Claros y hermosos ojos, a 5          Francisco Guerrero
Acaba de matarme, a 4          Francisco Guerrero
Prado verde y florido, a 4           Francisco Guerrero
Vana esperanza, a 4          Francisco Guerrero
Tu dorado cabello, a 3          Francisco Guerrero
Huid, huid, oh ciegos amadores, a 4          Francisco Guerrero
En tanto que de rosa, a 5          Francisco Guerrero

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¡Oh, más dura que mármol!, a 4          Pedro Guerrero (ca. 1520)
¿Has visto al despuntar…?, madrigal a 4          Pedro Ruimonte (1565-1627)
Caduco tiempo, madrigal a 4          Pedro Ruimonte
Mal guardará ganado, madrigal a 4           Pedro Ruimonte
Esperanza tardía, madrigal a 5          Pedro Ruimonte